martes, 19 de abril de 2011

Jueves Santo


Por fin llega el Jueves Santo. Me levanto temprano, los nervios por que pasen las horas no me permiten mantenerme tumbada sobre la cama, aún teniendo que descansar para esta noche, sé que va a ser larga…
Mientras abro la puerta, voy subiendo mi mirada ilusionada hacia el cielo deseando ver un azul radiante que haga brillar las calles de Paradas que acogerán con orgullo al Cautivo y a la del Mayor Dolor…
Las horas no pasan, parece que el reloj se ha helado y no puedo hacer nada para hacer que sus agujas sigan girando…
Pero de pronto, son las 7 de la tarde, cojo mi túnica blanca, mi capa y mi antifaz morado, mis escudos y mi medalla y allá que voy, camino de la iglesia donde se encuentra mi Cautivo y mi virgencita…
Se acerca el momento y no te encuentro…
¿Dónde estás? ¿Por qué no te veo?
¿Dónde están tus zapatillas de esparto, tu costal, tu faja...?
¿Por qué no sobresale el esparto de tus alpargatas por debajo de los faldones de su palio?
¿Por qué han puesto un lazo negro en uno de sus varales? ¿Qué pasa, por qué me haces esto…?
¿Por qué han inclinado a la más grande cuando hemos pasado por tu casa?
Ya lo entiendo todo… Estás allí, con ella, a su lado.
A lo largo del recorrido me proteges, me das fuerza para que siga adelante, le das fuerza a los que mecen a la del Mayor Dolor para que cuando el capataz diga: ‘’AL CIELO CON ELLA’’ hasta los ángeles se sorprendan de la hermosura de su rostro…
Y como todo en la vida, nuestra procesión tiene su fin…
No queremos oírlo pero ha llegado el momento, y se escucha…
‘’Hasta el año que viene’’…

No hay comentarios:

Publicar un comentario